Por Melanie Slone
Si bien es difícil para las familias acceder a servicios de salud integrales, para la salud mental es aún más compleja. Los CDC señalan que casi 1 de cada 4 adultos en Estados Unidos vive con una enfermedad mental; una de cada cinco mujeres la padece, según la FDA. Las cifras de los hombres son menos conocidas, ya que tienden a reprimir sus sentimientos.
Julio es el Mes de la Salud Mental de las Minorías, que se centra en los desafíos adicionales que enfrentan las personas pertenecientes a grupos raciales y étnicos minoritarios en Estados Unidos.
Según los CDC, la salud mental abarca nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Está estrechamente vinculada a nuestras emociones y comportamiento, y a cómo pensamos, sentimos y actuamos. También puede determinar cómo interactuamos con los demás y tomamos decisiones importantes.
No hay razón para sentirse avergonzado si necesita ayuda para controlar su salud mental, al igual que no hay razón para avergonzarse de cuidar su salud física. Estas afecciones suelen ser tratables.
La mejor manera de mejorar la salud mental de las personas pertenecientes a minorías es recopilar datos y crear planes basados en ellos. A partir de ahí, surgen nuevas ideas sobre cómo detectar y tratar los problemas conductuales. Es importante participar en encuestas comunitarias; no dude en compartir con su médico o terapeuta cómo se siente y qué está experimentando.
“Hablar de salud mental en comunidades de color significa valorar las fortalezas culturales, honrar las tradiciones curativas y reconocer que la resiliencia se forma a partir de las experiencias vividas”, afirma Leon Altamirano, Psy.D, consultor de salud conductual de TrueCare.
No dude en preguntar a su médico sobre los servicios y materiales de salud conductual y mental en el idioma que le resulte más cómodo.
Su participación también puede contribuir a la creación de tratamientos y comunicaciones cultural y lingüísticamente apropiados. Al mismo tiempo, si pertenece a una minoría y le interesa dedicarse al ámbito de la salud, puede ayudar a cerrar la brecha entre pacientes y profesionales. “Cuando no vemos personas que se parecen y piensan como nosotros, podemos desanimarnos a buscar ayuda, lo que dificulta aún más el avance de las minorías en el acceso a la atención de salud mental”, afirma el Dr. Altamirano.
Los datos de la FDA y la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud muestran que:
- El 21.4% de los adultos hispanos sufrió una afección de salud mental durante el último año.
- Menos de la mitad de los adultos afroamericanos reciben atención para la salud mental.
- Los estadounidenses de origen asiático tienen un 60% menos de probabilidades de recibir tratamiento de salud mental que los blancos no hispanos.
- Las barreras para la salud mental incluyen la falta de seguro médico y opciones de tratamiento, así como el estigma en torno a la salud mental.
- La salud mental puede verse afectada por el alcohol o las drogas; la sensación de soledad o aislamiento; los desequilibrios químicos en el cerebro; las experiencias difíciles en la infancia, incluido el abuso; y los problemas de salud física como el cáncer.