760-641-1734
tati@escokidos.org
Tatiana Rosenborg sabe lo difícil que es criar a los hijos hoy en día. Para ayudar a los padres y madres a mantenerse alejados del sistema del condado y conservar la autoridad total para tomar decisiones sobre sus hijos e hijas, ella y su esposo fundaron la organización sin fines de lucro EscoKidos.
El objetivo de EscoKidos es “Brindar servicios de prevención del abuso infantil culturalmente sensibles a las familias necesitadas a través de la educación y la capacitación, asociándose con otras organizaciones y la comunidad en general”, dice el sitio web.
“No esperemos hasta que enfrentemos ya un problema importante “, insta Tatiana. “Si caes en el sistema del condado, es muy difícil salir”. Durante los últimos cinco años, la mayoría de las llamadas al condado se realizan entre la población hispana, agrega.
Tatiana y su esposo Richard trabajaron para CPS durante casi dos décadas. “Nos dimos cuenta de que hay una brecha en los servicios para la comunidad hispana”, dice Tatiana. Había malentendidos culturales y falta de educación y apoyo, particularmente en prevención y especialmente en el condado norte en comparación con el resto de San Diego.
Para devolver algo a la comunidad, abrieron EscoKidos para niños de 0 a 18 años cuyos padres “encuentran barreras no solo para existir… sino para prosperar”, dice Tatiana. “Los padres tienen una gran necesidad de servicios que lleguen a ellos, que se adapten a ellos, que sean flexibles a sus horarios”.
El estatus migratorio es “otra barrera que los ha mantenido en las sombras durante muchos años, y no quieren causar revuelo, no quieren llamar la atención”, dice Tatiana, por lo que pueden ser “fácilmente víctimas de los sistemas, de las personas, del crimen”.

Experiencia personal
Tatiana aprendió de la peor manera lo complejo que puede ser el sistema estadounidense. Nació en Costa Rica, visitó Estados Unidos cuando era joven y decidió quedarse para aprender el idioma y la cultura.
Después de casarse, trabajó con jóvenes como trabajadora social y facilitadora de violencia doméstica, con un programa para niños abusados sexualmente y en salud mental en el aula. Al aprovechar cada oportunidad para asistir a certificaciones y capacitaciones, dice, “Creo que ahí nació el verdadero amor por el trabajo social”.
Pronto, comenzó a trabajar en servicios de protección con el condado, pero la vida le mostraría de primera mano para qué se había estado capacitando. Mientras atravesaba un divorcio, dice, “Todo el asunto de la custodia fue aterrador para mí, no entender cómo funcionaba este país, con respecto a las leyes, ir a la corte… Recibí muchas amenazas del padre de mi hijo, una persona estadounidense que tenía los medios y ese factor de intimidación”.
Al trabajar en bienestar infantil aprendió sobre los derechos de los padres y las madres solteros. “Me ayudó a manejar mi propia situación cuando comencé a ayudar a otros padres”, dice.
Como es bilingüe, estuvo en distintas unidades: con niños en peligro por las drogas, en la frontera como enlace del gobierno para niños secuestrados y llevados a México, y con menores que dependen de la asistencia social infantil. También supervisó una unidad piloto de violencia doméstica. “Eso me dio una amplia gama de lo que era la asistencia social infantil”.
Años más tarde, después de haberse vuelto a casar y de jubilarse, puso en práctica su experiencia con EscoKidos.
Educación y prevención
EscoKidos ha atendido a 150 personas en los últimos tres años.
Su principal socio es la Fiscalía del Distrito a través de One Safe Place, donde se ocupan de madres, a menudo indocumentadas, que huyen de la violencia doméstica. Los niños tienden a tener problemas disciplinarios y pueden caer fácilmente en problemas legales.
EscoKidos también va a hogares y escuelas para ayudar a las familias directamente, principalmente en Escondido, en su oficina en la esquina de Rose y Mission, pero también en San Marcos, Vista, Oceanside, Fallbrook y Valley Center.
La pieza final es el trabajo comunitario, la parte de educación y prevención. “Necesitamos involucrarnos más en la educación de nuestros hijos”, dice. “
Anima a los padres y madres a que se acerquen. “Hablen con los consejeros escolares antes de que el problema se vuelva demasiado grave… Utilicen los servicios antes de que suceda algo”. CPS puede quitarles a sus hijos si los problemas se salen de control. “Nuestros niños la pasan mal ahí fuera. …Si no nos volvemos más presentes y más activos, y si no abogamos por ellos, potencialmente podríamos perderlos”, afirma.