Por Diego Orozco

Aunque a veces me he sentido lejos de mis raíces, hay un lugar donde siempre me siento en casa: la cocina de mi mamá. Su comida me conecta con quien soy. Por eso, los eventos como el Mes de la Herencia Hispana y Juneteenth son tan importantes. Dan espacio para sentirse orgullosos y seguros, al rememorar muchos de los mismos sabores que han sido parte de nuestro camino.
“Cuando los jóvenes se conectan con sus antepasados y su tierra, la comida los ayuda a sentirse enraizados,” dice Tammah Watts, consejera de salud mental en MiraCosta College. “Sin las comidas tradicionales, esa conexión puede sentirse incompleta.” Sus palabras me hacen pensar en el Mes de la Herencia Hispana. Al crecer como afrolatino en el condado norte de San Diego, muchas veces sentí que había lugares donde no encajaba. ¿He sido fiel a mí mismo? ¿He dejado que se expresen todas las partes de mi identidad?
Watts dice que en los eventos de herencia cultural deben incluirse muchas voces desde el principio. En la Semana de Instituciones Hispanas y la Semana de Acción para Estudiantes Indocumentados, la comida ayuda a crear un espacio para todos. Atrae a las personas, les recuerda que importan y muestra que la identidad puede celebrarse de muchas formas.
Watts habla de la identidad y su relación con la comida: “Las identidades interseccionales y multirraciales son parte esencial del ser de cada persona; lo más importante es que sean afirmadas y vistas como su persona más verdadera.” Eso me tocó profundamente. Todos queremos sentirnos aceptados por quienes somos. De hecho, todos lo necesitamos; es parte de nuestra naturaleza humana. Y la comida nos puede ayudar a lograrlo.
La comida es “esencial y demuestra respeto, reconocimiento, bienvenida y pertenencia,” dice Watts. Ese sentido de pertenencia—de ser invitado e incluido—no es solo agradable; es necesario. Es sanarse.
Comida e identidad

Cuando entré a la celebración del Día 619 de Juneteenth en San Diego, al instante sentí el amor. La música llenaba el aire; la gente bailaba y reía. Familias de todos los orígenes se juntaban, llenando la calle repleta de vendedores. Era un ambiente alegre, lleno de energía. Los niños corrían y jugaban sin preocupaciones.
Ese pequeño momento—niños sintiéndose seguros y libres—significó más de lo que pensé. Siempre ha habido líneas que separan grupos—por raza, dinero o forma de actuar. Pero aquí, esas líneas desaparecieron. Ni siquiera me di cuenta de que había olvidado el sentimiento de comunidad hasta que lo vi frente a mí.
De inmediato, el olor de la comida me atrajo.
Desde parrilladas hasta tacos callejeros y platos que mezclaban culturas, cada puesto de alimentos contaba su propia historia. No era solo comida—era una manera de mostrar orgullo, herencia y conexión. Cada plato era un pedazo de cultura. Me recordó lo poderoso que es el alimento para mostrar quiénes somos y de dónde venimos.
No se puede entender bien Juneteenth sin conocer su origen. Juneteenth es un día que honra la libertad; marca el momento, en 1865, cuando las últimas personas esclavizadas en Texas aprendieron que eran libres—dos años después de que la esclavitud terminó oficialmente en Estados Unidos. Hoy, también es una celebración de la fortaleza y la cultura africanas. Para quienes tienen raíces africanas, o que llevan más de una cultura, es un momento para sentirse vistos y apreciados. Con la historia tan fuerte, resiliente y complicada de la comunidad africana, es hermoso ver a la gente reconectarse consigo misma.

Aun así, la identidad puede ser complicada. A menudo me pregunto: ¿soy lo suficientemente “afro”? ¿Soy lo suficientemente “latino”? Ese día, rodeado de música y comida, sentí que podía ser simplemente yo.
Algunas personas sienten que no encajan del todo en una sola cultura. Tal vez crecieron lejos de las tradiciones de su familia. Tal vez hablan otro idioma. Tal vez sus culturas se mezclan de formas que no son fáciles de entender o categorizar. Es ahí cuando la comida se vuelve algo más que alimentos.
Un solo plato puede recordarle a alguien que pertenece—aunque apenas esté empezando a descubrirlo. La comida no es solo lo que hay en el plato. Es conexión. Es historia. Es decir: “Tú perteneces aquí.” En un mundo que nos pide escoger solo una parte de quienes somos, la comida dice lo contrario. Dice: “Ven tal como eres.” Ese mensaje no tiene precio, sobre todo en un mundo donde a veces cuesta tanto ser uno mismo.