La crisis del cuidado infantil: La lucha por la igualdad de opciones

Por Beatriz (Bea) Palmer

Isabella, ex inmigrante indocumentada y estudiante de community college, ahora estudia a tiempo completo en la San Diego State. Sin poder trabajar ni acceder a ayuda financiera, ella y su esposo enfrentaron graves dificultades económicas mientras cuidaban de su hija pequeña. “Tener acceso a cuidado infantil gratuito ha sido fundamental para poder volver a estudiar”, dice.

El cuidado infantil no es un lujo, sino una cuestión de supervivencia. Casi el 70 % de los niños estadounidenses menores de seis años (unos 14.7 millones) tienen padres que trabajan, estudian o se preparan para mejores empleos, según American Progress.

Las familias luchan por encontrar opciones asequibles, independientemente de su situación económica. Mientras tanto, los educadores—en su mayoría mujeres de color, según el Urban Institute—suelen estar mal pagados y subvalorados por quienes no consideran esencial la labor de los educadores de primera infancia.

En el norte del condado de San Diego, nuestro Head Start local se ha comprometido a mejorar. El año pasado, ajustó su puesto de nivel inicial más bajo a $20, lo que demuestra su compromiso con los profesionales del desarrollo infantil.

Para muchas familias, programas como Head Start y Early Head Start no solo ofrecen cuidado infantil asequible; son un salvavidas para la movilidad económica. Estos programas ofrecen servicios de salud y nutrición y recursos familiares, a la vez que empoderan a los padres para que sean los principales defensores de sus hijos. Head Start funciona porque ofrece un enfoque integral para la educación de la primera infancia que abarca a toda la familia, sentando las bases desde la cuna hasta la carrera profesional y la movilidad económica de las familias.

En 2023, 2.2 millones de padres de niños pequeños tuvieron que renunciar a sus trabajos o rechazar empleos por no poder costear el cuidado infantil. En California, el 10% de las familias afirma que el cuidado infantil es su mayor gasto, tan alto que a menudo es más económico que uno de los padres se quede en casa. Casi siempre es la madre quien hace ese sacrificio.

Para muchas familias, incluso con ambos padres trabajando, llegar a fin de mes sin apoyos públicos como CalFresh, bancos de alimentos o ingresos extra es casi imposible. Por eso, Head Start y Early Head Start no solo son importantes, sino esenciales. Ofrecen a los padres la libertad de trabajar o estudiar sin sacrificar la educación temprana de sus hijos.

En el Condado de San Diego, hay 244,665 niños menores de seis años—un cuarto de millón de chiquitos, todos con necesidades de cuidado infantil, aprendizaje temprano y apoyo. Sin embargo, las familias negras, latinas e inmigrantes—aquellas que ya enfrentan mayores dificultades—son las que tienen menos acceso a recursos.

Head Start, un programa gratuito financiado con fondos federales por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, brinda a las familias de bajos ingresos acceso a educación temprana, atención médica y las herramientas para prosperar. Impulsa a familias enteras, convirtiendo a los padres en defensores, líderes y creadores de cambios a través de programas como el Consejo de Políticas, la participación familiar y el apoyo para la transición al kínder. Este es el tipo de inversión que transforma el patrimonio generacional de las familias.

Grace, the author’s sister, celebrates her graduation with her children. (Courtesy Beatriz Palmer)

Una historia personal: Head Start lo cambia todo

Uno de mis recuerdos más gratificantes fue ver a mi hermana Grace, exalumna de Head Start, subir al escenario y recibir su título, no solo para ella, sino también para sus niñitos. Los hijos de Grace crecieron viendo el sacrificio, perseverancia y ganas de su mamá.

Como siempre decía mi ‘amá’: “Aquí la lucha es permitida”. Grace, como muchas madres y familias con dificultades, personificó esa frase. Trabajó, estudió y crio a sus hijos como madre soltera. Hoy, es directora regional, una “mujer maravilla” madre de tres hijos y casada con un esposo maravilloso y comprensivo.

Cuando las familias reciben apoyo, pueden romper el ciclo de pobreza para las futuras generaciones. La hija de Isabella también se ha beneficiado. “Mi hija ha progresado significativamente… Está empezando a formar oraciones, se ha desarrollado socialmente y ha hecho amigos en la escuela. Creo firmemente que el apoyo que recibió ha sido crucial en su crecimiento”.

Sé de primera mano que Head Start funciona. Mis tres hijos (incluida Grace) son exalumnos de Head Start. Hoy, mi hijo es un exitoso superintendente asistente en una empresa de construcción, y mi hija estudió en la community college y UC Berkeley, y ahora está cursando su maestría en SDSU. Ya no calificamos para Head Start, y ese es precisamente el punto. Head Start impulsa a las familias hacia delante: hacia la estabilidad, el éxito y el relevo generacional, lo que llamamos movilidad económica. A veces, el relevo generacional lleva tiempo. Sin embargo, el cuidado infantil sigue siendo un desafío para las familias de ingresos medios, no solo para aquellas que cumplen con los requisitos de ingresos de Head Start.

Acepten el reto de ayudar.

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