Por Beatriz Palmer
“Cuídate, mijita”: un mantra silencioso pero poderoso que se transmite como un bastón de mando de generación en generación.
Como mujeres, navegamos en un mundo lleno de responsabilidades, expectativas irrealistas y sacrificios interminables. Mientras las redes sociales pintan una historia perfecta, nuestros cuerpos y espíritus a menudo susurran otra: una de agotamiento y la profunda necesidad de autocuidado. Vertemos en la copa de los demás hasta que rebosa, dejándonos con unas cuantas gotas para sobrevivir.
Nuestras abuelitas y tías lo sabían bien. Incluso en medio del trabajo agotador, se detenían para preparar una taza caliente de té de yerbabuena, susurraban oraciones en silencio o descansaban sus pies doloridos con ungüentos caseros. Estos no eran lujos, eran actos sagrados de autoconservación. Nos recuerdan que la sanación se encuentra en pequeños momentos intencionales: el silencio, la oración, la risa con una comadre o el aroma de una plantita que nos recuerda respirar.
Unos recursos de salud y bienestar:
- El sitio web de salud femenina de TrueCare: https://truecare.org/wellness-services/womens-health/
- https://truecare.org/wellness-services/
- Llame o envíe un mensaje de texto al (760) 736-6767 para programar su examen de bienestar femenino hoy mismo.
- NAMI San Diego: https://namisandiego.org/
- Línea de ayuda: (619) 543-1434, L–V, 9:00 a. m.–5:00 p. m.
- Línea de ayuda: (619) 295-1055, 7 días a la semana, 3:30 p. m.–11:00 p. m. (excepto festivos)
- LiveWell North San Diego: Recursos de salud y bienestar https://www.livewellsd.org/i-want-to/find-resources/live-well-home

El marianismo, arraigado en el catolicismo y el amor que la Virgen María tenía por su hijo Jesús, ha moldeado nuestros valores culturales como mujeres. Pero si bien nació de la devoción, nos enseñó a priorizar a los demás, a menudo a costa de nuestro propio bienestar. El autocuidado no necesita tomar partido. Hay sabiduría en la dualidad: el silencio y el terapeuta, la curandera y el médico, el remedio casero y la mamografía. Podemos explorar muchas maneras de conocer y ser mujeres.
Entra María Sabina, la sabia, la mujer ancestralmente sabia, la curandera de la Sierra Mazateca. Ella no leía libros, leía el viento. Escuchaba las plantitas medicinales y canalizaba la sanación a través de cantos antiguos y un profundo conocimiento divino. Su voz no era fuerte, pero se transmitía a través de mundos y épocas: suave pero inquebrantable. Su sabiduría sigue vigente hoy en día.
Hay un mundo entero de maneras de reencontrarnos con nosotras mismas. Podría ser como caminar junto al mar, dejando que el sonido de las olas rompiendo te recuerde tu propio poder de la mujer divina. O podría estar en las pequeñas cosas cotidianas, como prepararte una taza de té de manzanilla, disfrutar de una ducha o baño caliente, o vivir un momento de tranquilidad en el coche antes de cruzar la línea entre el trabajo y el hogar. Tal vez sea la alegría de picar fruta fresca del mercado local y disfrutarla con chamoy y Tajín, o sentir la tierra entre los dedos al regar tus plantitas. Tal vez sea tan simple como recibir un cumplido sin rechazarlo, porque las flores se reciben con alegría.
El autocuidado también implica programar esa cita médica. Tanto la ciencia como lo sagrado importan, así que llama. Reserva la cita. Los actos tranquilos y poco glamorosos también son maneras de cuidarnos.

Muchas de nosotras aún retrasamos nuestra atención médica:
- Las mujeres negras enfrentan una tasa de mortalidad por cáncer de mama un 40% mayor, mientras que las latinas son diagnosticadas con mayor frecuencia en etapas más avanzadas.
- Más del 52% de las mujeres negras y latinas evitan las pruebas de detección del cáncer colorrectal, lo que resulta en diagnósticos tardíos.
- Solo el 55% de las mujeres latinas y negras acudieron al dentista el año pasado.
- Las mujeres negras y latinas experimentan tasas mucho más altas de depresión y ansiedad, pero acceden a la atención médica a tasas mucho menores.
Justo el otro día, mi madre de casi 70 años me recordó a mí, la cincuentona, con ternura: “Cuídate, hija. Que tú también mereces quererte”.
Tiene razón. El autocuidado comienza con el amor propio. Debemos brindar a los demás no desde el agotamiento, sino desde la alegría y la plenitud.
Esto es para las hijas mayores. Las estudiantes universitarias y profesionales de primera generación que se enfrentan a situaciones para las que nadie las preparó. Las que cargan con el dolor, el cambio y todo lo demás. Las mujeres que trabajan jornadas completas solo para volver a casa a dar a luz y luego duermen por la noche, exhaustas y solas. Las que llevan la “resiliencia” como una insignia, sonriendo a pesar del dolor, apoyando a todos.
Cuídate, Mijita, pide una cita. Agenda tu visita al médico, tu Papanicolau, colonoscopia y mamografía. Trae a una amiga o ve sola. Llama al dentista. Ponte los auriculares y deja que Natalia Lafourcade o Los Ángeles Azules te acompañen en el sonido del taladro. Si no tienes seguro, conozco un lugar listo para recibirte con los brazos abiertos.
Llama a TrueCare. Ofrecen servicios médicos, dentales, de salud mental, quiroprácticos y acupuntura, a precios accesibles o según tus ingresos. No rechazan a nadie.
Consejos del corazón de líderes comunitarias.
Una propuesta colectiva de sabiduría de autocuidado de mujeres que lideran con intención, corazón y experiencia.
- “El autocuidado empieza por saber qué necesito: un poco de tranquilidad, estar en silencio y luego ponerme a trabajar”.
- “Mi esposo me ayuda a identificar mis necesidades y me anima a priorizarme”.
- “Planificar cosas que espero con ilusión me recuerda que hay luz al final del túnel”.
- “Aburrirme con el teléfono o trabajar más no es autocuidado”.
—Michelle Gonzalez, CEO de TrueCare
- “Asegurarme de que estoy bien para poder ayudar a los demás a estarlo”.
- “Después de 10 años de terapia, ahora medito para mantener el equilibrio, porque un espíritu sano implica una mente sana así como un cuerpo sano”.
—Melanie Slone, editora/redactora de North County Informador
- “Dar largos paseos, preferiblemente cerca del mar”.
- “Pasar tiempo, sobre todo, con las comadres”.
- “El autocuidado también es salud holística. Acudo a un médico holístico para recibir acupuntura, masajes y ventosas.”
—María Figueroa, profesora universitaria
- “Pasar tiempo con mi familia.”
- “Cuidar mi piel porque me da más confianza.”
—Jasmine Grace Major, estudiante de middle school
- “Pasar tiempo sola y cuidar mi jardín… los momentos más curativos de mi semana—tocar la tierra, verlos crecer—me parecen ancestrales.”
- “Recoger antigüedades y conservar hallazgos vintage es una forma de autoexpresión… Es una manera de honrar historias, cultura y artesanía, a la vez que creo un hogar acogedor y hermoso que es mi santuario.”
—Consuelo Martinez, propietaria y curadora de Hidden Finds
- “Asistir a conciertos para construir conexiones comunitarias. La música toca el alma; es hermoso presenciarla. Es un momento en el que mi pareja y yo no tenemos que liderar nada; simplemente sentimos cómo la música nutre nuestras almas.”
- “Tomar chai y pasar tiempo con mis amigas chingonas… empoderándonos mutuamente para hacer el bien, creando un espacio seguro para la libertad de expresión sin inhibiciones; no estamos solas.”
—Barbara Garcia, líder comunitaria de Vista
- “He aprendido que el autocuidado no es opcional; es la forma en que nos mantenemos firmes para seguir adelante.”
- “Mover mi cuerpo—a través del yoga, el baile o simplemente salir—me conecta con la tierra.”
- “Tocar la tierra me recuerda estar presente, observar la belleza de la vida y respirar.”
- “La alegría y el descanso son formas de resistencia. El descanso no es solo recuperación; es una forma de recuperar nuestro tiempo, proteger nuestro espíritu y recordarnos que merecemos ser cuidados.”
—Liz Ramírez, directora ejecutiva de la Federación Chicana
- “Recurro a la Madre Naturaleza como mentora en resiliencia. Constantemente me enseña a desacelerar y a honrar el crecimiento como un camino de paciencia. Esto sucede cuando meto mis manos en la tierra y cultivo mis propios alimentos en el jardín. Cuando observo la determinación de una semilla convertirse lentamente en un brote, una flor, un polinizador para las abejas y luego dar a luz los tomates cherry más dulces. No puedo evitar sentir una inmensa gratitud por estar viva, por presenciar estos pequeños milagros con asombro y maravilla”.
—Karla Cordero, profesora, autora internacional y escritora de la palabra hablada